Las vidrieras artísticas han sido durante mucho tiempo, asimiladas a las vidrieras de las Catedrales o de los castillos. Su imagen evoca también algunas viejas tiendas, un hueco de escalera o la entrada de una mansión donde han sido conservadas, un poco al azar. La costumbre que tenemos de verlas en determinados lugares, parecía haber limitado las vidrieras artísticas a usos precisos y fuera de nuestras necesidades corrientes.

El encanto de las vidrieras es cambiar según las horas y las estaciones, conforme la generosidad del cielo. Esta pintura viviente de luz, sucesivamente se llena de resplandores difusos, estalla en una sinfonía de colores o se funde en la profundidad de sus tonos.